Cuando el diagnóstico te sacude: el día que supe que era Parkinson

 



Llegamos al consultorio sabiendo que el diagnóstico no iba a ser el mejor. Hacía más de un año que todo había empezado con una molestia en el hombro izquierdo. Al principio pensamos que era solo una contractura. Después vinieron los pasos lentos, las dificultades para caminar.

El papá de mis hijos tenía 40 años. Muy joven para pensar en algo grave. Pero el miedo estaba. Y ese miedo, como suele pasar, nos hizo retrasar la consulta.

Ese día, finalmente, estábamos ahí. El médico nos lo confirmó: era Parkinson.

Sentís que el mundo se detiene. Es una mezcla entre miedo y angustia. ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué voy a hacer yo? ¿Y los nenes? En ese momento, mis hijos tenían 6 y 8 años.

El diagnóstico es el inicio de un camino que nadie quiere recorrer. La realidad te empuja a subirte al tren fantasma. Uno no sabe nada, pero al mismo tiempo sabe lo suficiente como para sentir que la vida queda en pausa.

Salimos del consultorio mudos.

Y así empezó una nueva temporada en mi vida.


⚠️ Alerta spoiler: se puede.

Sí, es difícil. Mucho. Pero se puede.

Uno aprende, se adapta, busca, se enoja, llora, se ríe, se frustra... y sigue adelante.
Porque cuando uno cuida, también vive. También siente. También necesita sostén.

Este blog nace desde ese lugar. Desde mi historia, pero también desde mi profesión. Soy psicóloga, y sé lo importante que es tener a alguien del otro lado que te escuche sin juzgarte, sin apurarte, sin decirte “tenés que estar bien”.

Porque cuidar a otro es hermoso… pero también puede ser agotador, doloroso y solitario.


💬 ¿Te sentís identificado/a con esta historia?

¿Estás acompañando a alguien con Parkinson o alguna enfermedad que cambió tu día a día?
¿Necesitás hablar con alguien que ya transitó ese camino


Comentarios

Entradas más populares de este blog

El duro camino de cuidar: Cuando el enfermo es mi ser amado

Crónica de una cuidadora agotada

Cuidar y quedarse solo: cómo enfrentar el aislamiento que sufren los cuidadores